Ciudad de México.- El nuevo sistema de Justicia Penal en México inició con la misma policía con la que ha operado siempre; un lastre con el que deberá caminar una forma diferente de brindar justicia a las víctimas en México.
La experiencia de ingresar a un ministerio público en México es tan tortuosa, que muchos no dudan en hacer cualquier cosa para evitarlo. La Policía y los agentes ministeriales lo saben, por lo que frecuentemente aprovechan la vulnerabilidad de un acusado y de una víctima para extorsionarlos, pidiéndoles grandes cantidades de dinero para dejarlos en libertad. Pretende combatir los vicios del aparato judicial, pero según los expertos, su debilidad es precisamente el primer eslabón de la cadena: el policía.
El ciudadano tendría que tener una forma efectiva de denunciar a la policía y no morir en el intento, y que los policías que son obligados a detener personas indebidamente pudieran denunciar a sus superiores, señala Layda Negrete, investigadora de la organización México Evalúa.
El policía es el primer contacto que la ciudadanía tiene con el sistema judicial, ya sea que alguien lo acusa de un delito o que él acusa a otro. Por ello, los expertos advierten que es la figura más importante de toda la cadena, ya que de él depende el ingreso de la persona a un Ministerio público y por cuáles faltas será juzgada. Sin embargo, los cuerpos policiacos son una de las figuras más contaminadas por la corrupción, según estudios del Instituto de Geografía, la Universidad Nacional y organizaciones civiles.